Papel de los paradigmas en las ciencias sociales - ZOZAN SÎMA

Papel de los paradigmas en las ciencias sociales - ZOZAN SÎMA
10 March, 2025   10:13
NEWSDESK

En los tiempos contemporáneos, donde los cambios en la perspectiva producen nuevas soluciones a los desafíos globales apremiantes, las discusiones sobre paradigmas (marcos conceptuales o modelos intelectuales) han ganado cada vez más prominencia. En su esencia, un paradigma representa una perspectiva. Si bien el discurso sobre los paradigmas comenzó en la década de 1970, ganó un reconocimiento generalizado en la década de 1990. Sin embargo, aquellos que declararon el colapso y la obsolescencia de paradigmas anteriores a menudo carecían de las calificaciones necesarias para definir el nuevo paradigma.

El movimiento de liberación kurdo inició un diálogo sobre un nuevo paradigma con la defensa de Abdullah Öcalan en Atenas en 2003. Por lo tanto, durante más de dos décadas, se han reconocido los contornos de este nuevo modelo. Sin embargo, el reconocimiento por sí solo no implica la internalización de este paradigma, ni garantiza un cambio correspondiente en la perspectiva o la dirección. Por lo tanto, es imperativo, a pesar de los retrasos, definir claramente una orientación alineada con este paradigma emergente. La discusión sobre esta orientación debe llevarse a cabo de manera integral. Dado que uno de los pilares fundamentales de este paradigma es la liberación de las mujeres y su papel principal en su realización, nuestras responsabilidades solo han aumentado. En consecuencia, es esencial analizar el papel de los paradigmas en la investigación científica, particularmente en las ciencias sociales, y su relación con nuestros objetivos para la transformación social.

Las ideas e invenciones sirven como base de todas las disciplinas científicas, encarnando la herencia acumulativa de la humanidad. A lo largo de la historia, cada era ha sido testigo de geógrafos pioneros, escuelas de pensamiento y filósofos que han impulsado los avances científicos. La era neolítica, que surgió en la media luna fértil entre el 10.000 y el 4.000 a. C. y alcanzó su punto máximo en el antiguo Tell Halaf (en el actual Kurdistán), fue tanto una revolución científica y tecnológica como agraria. En el año 6000 a. C., Gordon Childe fue el primero en describir la Revolución Neolítica como una "revolución científica y tecnológica", trazando paralelismos con la Revolución Científica del siglo XVI en Europa. Los avances tecnológicos cultivados en Tell Halaf se difundieron gradualmente entre regiones y sociedades. Öcalan ha caracterizado la Revolución Neolítica como una revolución femenina, lo que llevó a la afirmación de que la primera revolución científica fue iniciada por mujeres. Sin embargo, la ciencia, que alguna vez fue un valor comunitario, más tarde se separe de las mujeres, la sociedad y la vida cotidiana a través del surgimiento del dominio masculino y las estructuras estatales.

La cooptación de la ciencia por estructuras de poder comenzó en una etapa temprana, primero dentro de la autoridad jerárquica de los sumerios y posteriormente en las civilizaciones de Babilonia, Egipto e India, donde el conocimiento se transformó en un instrumento de control. Contrariamente a las narrativas dominantes, el conocimiento y el progreso científico no surgieron solo de las civilizaciones, ni fueron únicamente productos de los intelectos masculinos. Más bien, las civilizaciones dominadas por los hombres se apropiaron del conocimiento científico de las mujeres y la sociedad para consolidar su autoridad. Sin embargo, la historia también ha sido testigo de individuos que defendían la causa de la investigación científica libre e independiente.

Han estallado numerosos conflictos entre la ciencia sometida al poder y la ciencia que lucha por la autonomía. La Biblioteca de Alejandría fue quemada tres veces; Hipatia, una filósofa que simboliza el libre pensamiento científico, fue brutalmente asesinada; las invasiones mongolas llevaron al saqueo de las bibliotecas de Bagdad, según se informa, volviendo el río Tigris en negro con tinta. Las academias más antiguas, como las de Harran y Nisibis, fueron obligadas al exilio. Sócrates fue ejecutado por supuestamente corromper a los jóvenes, mientras que pensadores como Mani, Suhrawardi y Mansur al-Hallaj fueron asesinados por desafiar la ortodoxia religiosa. Durante la Edad Media europea, los alquimistas y las mujeres sabias fueron perseguidos como enemigos de la fe, Giordano Bruno fue quemado en la hoguera y Galileo se vio obligado a retractarse de su teoría heliocéntrica. A pesar de tal represión, la Revolución Científica y Tecnológica en Europa finalmente surgió como un triunfo del libre pensamiento sobre la filosofía religiosa dogmática.

Es necesario un examen crítico del desarrollo histórico de la ciencia y los orígenes de la Revolución Científica Europea. Una de las causas fundamentales de las crisis globales actuales es la instrumentalización de los avances científicos europeos del siglo XVI al servicio del capitalismo. Si bien el progreso científico y tecnológico se ha utilizado con frecuencia para legitimar el capitalismo, dicho progreso no es un producto inherente de la ideología capitalista, sino más bien la culminación del conocimiento y la experiencia históricos acumulados, que el capitalismo simplemente ha apropiado para sus propios fines. El paradigma mecánico, arraigado en la metodología científica positivista, ha desempeñado un papel decisivo en esta explotación.

El físico Thomas Kuhn fue el primero en argumentar que el progreso científico solo se puede entender a través de los paradigmas que han dado forma a la investigación científica en cada era. Como marco para interpretar la realidad, un paradigma determina las preguntas que la ciencia busca responder, las metodologías que emplea y las fuentes de las que se basa. Kuhn comparaba los paradigmas con un iceberg: las teorías e ideas visibles en la superficie están sustentadas por un paradigma fundamental. Los tres componentes fundamentales de cualquier paradigma son la ontología (filosofía de la existencia), la epistemología (filosofía del conocimiento) y la metodología científica. La noción de larga data de que la ciencia opera únicamente mediante el estudio de hechos objetivos y empíricos, separados de la filosofía y la ideología, se ha vuelto cada vez más cuestionada.

A lo largo de la historia, científicos, filósofos y buscadores de la verdad han formulado teorías basadas en los paradigmas dominantes de su tiempo. Sin embargo, cuando estos paradigmas demuestran ser insuficientes para abordar cuestiones fundamentales, al igual que en momentos de revolución social, la necesidad de un cambio de paradigma en el pensamiento científico se hace evidente. El avance de la ciencia ha sido, en esencia, impulsado por tales transformaciones revolucionarias.

Paradigma y modelos científicos: una perspectiva crítica

Desde la Segunda Guerra Mundial, el impacto destructivo de la ciencia eurocéntrica ha sido ampliamente debatido, lo que ha llevado a un creciente escepticismo hacia su paradigma dominante. Un examen más detallado de cómo se han conceptualizado el mundo y la humanidad en el marco del modelo mecanicista, arraigado en el pensamiento científico eurocéntrico, revela profundas implicaciones.

La cosmovisión científica europea ha llevado a una percepción del mundo como un reloj mecánico, donde los seres vivos se comían con engranajes y engranajes que operan dentro de un sistema rígido. Esta perspectiva impone una clasificación jerárquica, colocando a los humanos en la cima y a otros seres vivos en posiciones subordinadas. Tal paradigma ha contribuido a desastres ambientales y ha profundizado las desigualdades sociales. En las sociedades antiguas, la gente veía al mundo como una entidad viva e interconectada. Sin embargo, el modelo mecanicista desmanteló esta percepción predefiniendo las relaciones, entre los humanos y la naturaleza, y entre los propios humanos, a través de una dicotomía rígida sujeto-objeto. Esta diferenciación implica que una entidad siempre ejerce el control y el poder de toma de decisiones, mientras que la otra permanece pasiva y subyugada. En consecuencia, la naturaleza ha sido sometida al dominio humano, las mujeres a los hombres y los objetos (o sujetos) a los gobernantes. Este poder no controlado se ha intensificado, en muchos casos, hacia la destrucción masiva y el genocidio.

Esta mentalidad, una vez arraigada en la conciencia humana, encontró validación en la naturaleza a través de observaciones selectivas: peces más grandes que consumen más pequeños, leones que se alimentan de ciervos y los fuertes dominan a los débiles. Sin embargo, la naturaleza también ofrece numerosos ejemplos de interdependencia, cooperación y apoyo mutuo, fenómenos observados en relaciones simbióticas donde los organismos más pequeños sostienen a los más grandes y los depredadores apoyan indirectamente a las especies de presa dentro de un ecosistema equilibrado. En este sistema, los árboles, los humanos, los insectos, los peces y las algas coexisten armoniosamente. La forma en que se perciben estas realidades depende del paradigma predominante. Del mismo modo, en las sociedades humanas, cada individuo tiene un significado y valor intrínsecos dentro de un tejido social más amplio. Durante gran parte de la historia, esta perspectiva inclusiva dio forma a las interacciones entre los humanos y la naturaleza, así como entre los individuos. Sin embargo, cuando los sistemas de gobierno, basados en las divisiones sujeto-objeto, fueron legitimados como metodología científica en lugar de cuestionados como construcciones de poder, se produjeron consecuencias catastróficas.

Hacia un nuevo paradigma: más allá del modelo mecanicista

Oponerse al modelo mecanicista, que reduce el mundo a una mera máquina, es una necesidad urgente de un paradigma alternativo, uno que vea al mundo como un sistema vivo dinámico e interconectado. El enfoque positivista, que trataba a las sociedades humanas como meras colecciones de fenómenos observables, ha contribuido a una grave fragmentación social y ha allanado el camino para las atrocidades a gran escala presenciadas en los últimos dos siglos.

El Paradigma de la Modernidad Democrática, también conocido como el modelo democrático, ecológico y de liberación de la mujer, ofrece una alternativa viable y un camino hacia adelante. Adoptar una nueva perspectiva sobre el mundo y formular soluciones desde diversos puntos de vista requiere tanto una comprensión de este paradigma como su implementación práctica.

Los síntomas más visibles de la actual crisis mundial (destrucción ambiental, asesinatos masivos, genocidio y la opresión sistémica de las mujeres) subrayan la urgencia de un cambio de paradigma. La eficacia del paradigma democrático, ecológico y de liberación de las mujeres para abordar estas crisis se encuentra en sus principios fundamentales. La cultura democrática fomenta la coexistencia al abrazar la diversidad y el pluralismo. Este modelo fomenta la visión de la democracia como un collar vibrante y multicolor, donde cada cuenta mantiene su singularidad mientras forma parte de un todo cohesivo. La idea de una sociedad en la que los individuos conserven identidades distintas mientras participan en un sistema unificado solo es concebible dentro del marco de este nuevo paradigma. Además, el establecimiento de un sistema confederal democrático, basado en una gobernanza descentralizada y cooperativa, requiere una desviación de las perspectivas convencionales en favor de un paradigma innovador.

Además, lograr un equilibrio entre los ecosistemas humanos y naturales exige un enfoque ecológico. Reconocer que los humanos son una parte integral de la naturaleza inculca un sentido de responsabilidad hacia la preservación del medio ambiente. Mientras que la naturaleza posee una capacidad inherente para regenerarse y sostenerse a sí misma, el poder incomprobable y la explotación implacable impulsada por las ganancias alteran este equilibrio. Sin embargo, una perspectiva ecológica se extiende más allá de las preocupaciones ambientales; abarca una visión holística que redefine las estructuras sociales y las interacciones globales.

Trascender el paradigma mecanicista es imperativo para abordar las crisis contemporáneas y fomentar transformaciones sociales sostenibles. El paradigma de la modernidad democrática presenta un marco alternativo, uno que prioriza la sostenibilidad ecológica, la liberación de género y la democracia participativa como base para un futuro justo y equitativo.

Jineología: Un paradigma científico para la libertad y la transformación social

Ante el dominio ilimitado de las estructuras patriarcales, superar las crisis sistémicas es imposible sin construir una forma de vida arraigada en la libertad de las mujeres. La jineología (la ciencia de las mujeres) emerge como una disciplina científica que se alinea con el paradigma de la modernidad democrática. En consecuencia, los temas que investiga, las fuentes en las que se basa y las metodologías que emplea están definidos por este paradigma.

Toda ciencia se basa en una metodología distinta, y como disciplina de nuevo desarrollo, la jineología a menudo se enfrenta a la pregunta: ¿Cuál es su metodología científica? Las tradiciones científicas eurocéntricas han impuesto históricamente un único estándar de validez científica, aceptando solo aquellas ideas que se ajustan a sus marcos metodológicos como conocimiento legítimo.

Sin embargo, en las últimas cinco décadas, esta suposición se ha cuestionado cada vez más. El método científico, mantenido durante mucho tiempo como una fórmula incuestionable para la verdad, se encuentra con contradicciones fundamentales. La cuestión de qué metodología debería adoptar la jineología está profundamente conectada con el desafío más amplio de superar estas limitaciones.

La metodología como camino hacia la verdad: una crítica de la ciencia eurocéntrica

La metodología, como rama de la filosofía, examina los métodos empleados en diferentes disciplinas científicas. Si un método puede entenderse como el camino más corto y efectivo hacia la verdad, entonces la metodología representa la organización sistemática de estos caminos. La sabiduría tradicional de Oriente Medio ofrece una visión profunda de este tema.

La jineología, por lo tanto, aboga por una riqueza metodológica que permita una comprensión pluralista de la verdad, en lugar de imponer un marco singular y rígido. Abdullah Öcalan, en sus reflexiones sobre la metodología, afirma: "En lugar de simplemente buscar un método alternativo, lo que se necesita es un camino que aborde los problemas profundamente arraigados causados por una vida llena de errores y desprovista de los valores de la libertad".

Un método científico que no conduce a la verdad es fundamentalmente defectuoso y contribuye a la erosión del significado en la vida. Esta pérdida de significado forma la base de la desintegración social. Muchas críticas de la metodología científica contemporánea se centran en su imposición de un solo enfoque, uno que excluye formas alternativas de saber, particularmente aquellas arraigadas en tradiciones no europeas y sistemas de conocimiento de las mujeres.

Por ejemplo: Las antiguas tradiciones de curación, como la "medicina Kermanji", son descartadas, a pesar de ser los fundamentos de la farmacología moderna.

Las historias orales, los mitos y las epopeyas son ignorados como fuentes de conocimiento histórico simplemente porque carecen de documentación escrita.

La espiritualidad, la metafísica y las emociones no se reconocen como dominios legítimos del conocimiento. El estudio de la sociedad y la naturaleza humana se aborda a través de una lente objetiva, despojando a los individuos de sus contextos históricos, sociales y culturales. Esta comprensión lineal y eurocéntrica de la historia y el conocimiento ha llevado a una percepción distorsionada de la realidad, una que sirve a los intereses del poder y el capital en lugar de la verdad.

Más Allá Del Positivismo: Recuperando Sistemas De Conocimiento Suprimidos

Las tradiciones científicas de Oriente Medio, las filosofías chinas e indias, y los marcos epistemológicos de los pueblos marginados ofrecen metodologías que desafían la hegemonía de la ciencia eurocéntrica. Además, los avances en la física cuántica, las críticas a las narrativas históricas lineales y las contribuciones intelectuales de los movimientos ambientales y feministas han allanado el camino para nuevos enfoques metodológicos. La jineología se basa en estas corrientes intelectuales para desarrollar su propia epistemología y metodología, arraigada en el pluralismo, la inclusión y la conciencia histórica.

En el núcleo del enfoque científico de la jineología está la interrupción de las relaciones de poder que se derivan de la dicotomía sujeto-objeto. En lugar del desapego objetivo, prioriza la comprensión empática, argumentando que tal enfoque conduce a una comprensión más precisa de la realidad. En los estudios sobre la vida y la sociedad, se hace evidente que los sujetos y los objetos son interdependientes, dando forma e influyendo constantemente entre sí. Para lograr un cambio significativo, los individuos deben analizar la realidad desde múltiples perspectivas y participar críticamente con las narrativas dominantes.

Jineología en el contexto de la crisis global

En una era presencia de una tercera guerra mundial, donde las mujeres y las comunidades marginadas se enfrentan a la violencia sistémica y las masacres, la necesidad de desafiar los paradigmas científicos dominantes es a la vez urgente y existencial. Las metodologías científicas predominantes no explican las causas fundamentales de estas crisis, la importancia de la resistencia y las transformaciones sociales necesarias para un futuro justo.

La jineología busca superar estos puntos ciegos epistemológicos, ofreciendo nuevas herramientas conceptuales y metodológicas para desenterrar y recuperar fuentes de conocimiento negadas y marginadas. A través de este enfoque, aspira a construir un paradigma liberador, ético y que afirme la vida, uno que fomente la libertad de las mujeres, la justicia social y el equilibrio ecológico como base para una nueva civilización.

ANHA